miércoles, 6 de abril de 2011

Entre dichas y desdichas


DICHA
Jamás me había percatado del mundo "sobres con semillas". Es impresionante. Un universo paralelo. Semillas de toda clase y condición: tomates, perejil, caléndulas, rosas, melones, estragón, margaritas... Después de mis dudas existenciales habituales, compré un sobre de cogollos de Tudela. Al llegar a casa esparcí las semillas en un macetero convencida de que aquello jamás germinaría. Craso error. Esta mañana he contemplado, agarrada a una silla para no desmayarme, como unos pequeños tallos nacían de la tierra. ¿Serán mis adorados cogollos?, ¿serán plantas silvestres?, ¿podré algún día degustar unos cogollos con anchoas?... Ay, qué cansado es ser una inculta urbanita y qué emocionante es ser una horticultora-macetera.


DESDICHAS
El huerto poco a poco empieza a tomar cuerpo. Sin embargo el jardín pierde color. Los caracoles se están zampando mis petunias y tengo una pena, penita, pena que no me puedo aguantar. Observo los alrededores, agudizo el oído, pero aún no he pillado al zampapetunias.
─¡Olvídate de tus flores y vente al spa! ─me grita mi amiga Fifí desesperada y sin entender mi dolor.
─¡Qué poco sentimiento, Fifí, qué poco corazón!

2 comentarios:

  1. Sandía, esos brotes tienen toda la pinta de convertirse algún día en Cogollos!!! Cuando sean un poco más grandes los tienes que trasplantar para colocarlos más separados.
    Con los caracoles no queda otra que comprar veneno y ponerlo alrededor de las plantas, porque si no se lo comen todo!
    Un abrazo ¡Hortelana!

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  2. ¡Cómo fructifiquen los cogollos te mando uno por UPS! Je, je. La verdad es que estoy encantada con mi nueva y pequeña afición, ya te iré relatando poco a poco. Seguiré tu consejo y pondré veneno a los caracoles.
    Besos de la hortelana

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