lunes, 10 de octubre de 2011

Unos cuernos, varios cactus y unas risas


Mi montaje con los cactus de Pepelu.


Los cambios de estación siempre me producen apatía. Me alejo aún más de la gente y cancelo todas mis citas para recluirme en mis silencios, mis libros y, por supuesto, mis plantas. Esta mañana estaba feliz. Mi amigo Pepelu me había mandado vía UPS dos cactus: uno asturiano y otro de su madre que vive en Madrid. Mi mente no paraba de pensar cómo hacer un centro desértico que aunara todas las plantas. Por fin, tuve las ideas claras y empecé a trabajar.
Al cabo de media hora, Fifí entró en casa gritando y con el móvil pegado a la oreja.
-¡¡¡Noooo!!!... ¿Seguro que es ella?.... Dios mío, me he quedado petrificada... Sí, sí, llámame si te enteras de algo.... ¡Qué escándalo!
Colgó descompuesta y me miró con los ojos desorbitados.
─¿Te has enterado del último romance de este verano? No, seguro que no... Bueno, te daré una pista... Ja, ja... Pista, pelota, pala... Increíble.
Sonreí al estilo Gioconda.
─Fifí, me lo has puesto muy fácil: Rocío se ha liado con Damián, el profesor de pádel.
─¡¡¡Ahhhhh!!! ¿Tú lo sabías?, ¿cómo no me lo has dicho? Ay, que me he tenido que enterar por Maca...
─No lo sabía, pero estaba segura que algún día ocurriría.
─Ay, tus poderes de bruja maléfica me sacan de quicio.
─Más bien mis poderes de detective.
─¿Cómo lo has descubierto?
─Lo percibí el primer día que acudimos a clase. Tú eres muy presumida, pero no se te ocurre ir a hacer deporte con la cara pintada.
─No, menuda horterada.
─Sin embargo Rocío ha ido todos los días con dos kilos de maquillaje para tapar las marcas de su acné juvenil, rímel, raya en los ojos y pintalabios. ¿Por qué? Está claro, quería seducir al profesor. ¿Acaso no te diste cuenta de cómo le tiraba los tejos y movía el trasero detrás de las bolas?
Las carcajadas de Fifí me hicieron reír.
─Ay, nena, qué lista eres... Uf, pobre Rocío, es la comidilla del Club Deportivo y como se entere su marido de que sus cuernos son más grandes que los del padre de Bambi le corta el grifo. Oye, qué bonito es lo que estás haciendo con esas flores.
─Son cactus.
─Bueno, lo que sea.
─Toma Fifí, este centro es para ti.
─¿En serio? Es súper ideal. ─Me abrazó con fuerza y me plantó dos de sus besos que dejan carmín en las mejillas smuak, smuak─ ¡Mil gracias! Ay, aunque seas tan fría y arisca hay momento en que me emocionas...
─Anda, no seas melodramática.
─Como diría Melendi, eres tan dura como la piedra de mi mechero... Venga, ahora cámbiate que no llegamos a nuestra primera clase de la temporada de pádel. ¡Qué nervios! ¿Seguirá Damián o tendremos profe nuevo?
─No lo sé, pero quítate ese carmín de los labios que parece que le quieres quitar el amante a Rocío.
─Eres malvada...


Fifí se merece esto y más




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