lunes, 18 de noviembre de 2013

Berenjenas al poder

─Te odio, te odio, te odio...
─Fifí, relájate, tómate un tranquimazín y dime por qué estás tan neurótica.
─¿Neurótica? Pero si todo es culpa tuya, alma de cántaro, que solo a ti se te ocurre hablar de tus chaladuras con Maca...
─¿Mis chaladuras?
─¿Se puede saber qué le contaste el otro día?
─Me preguntó que qué tal el verano y le expliqué que este año ha sido bastante complicado. Que mi maceto-huerto me ha dado bastantes quebraderos de cabeza. Que en vez de apostar por lo seguro, los calabacines, opté por plantar berenjenas porque su forma es muy similar a mi cuerpo, redondito, y el color morado me encanta y brotaron preciosas flores pero ninguna llegó a fructificar. Un drama.
Que los pimientos rojos e italianos han sido un éxito, pero me parece que este año va a ser el último que plante tomates raf, que son preferibles los tomates cherry que nacen sin parar... 
─¿Te estás oyendo?
─De verdad, Fifí, no te entiendo.
─Eres una tontolaba. Ahora Maca va contando que te sientes una berenjena y que se te ha ido la pinza con los tomates y los calabacines.
─Y a mí que más me da lo que opine Maca.
─Ay, pero yo sufro... ¡Me ha dicho que no te va a invitar al brunch de otoño! Y no sé qué hacer...
─Tú vete y sé feliz, que voy a plantar unos rabanitos que van a ser la envidia del vecindario.
─Calla, calla, no hables de hortalizas, que te van a tomar por loca. Ay, y ese corte de pelo te queda fatal, nena. ¿Qué voy a hacer contigo?

Berenjenas al poder

No hay comentarios:

Publicar un comentario